La Generación que No Pide Permiso: Cómo la Gen Z está Redefiniendo la Protesta en México
Introducción: Del TikTok a la Plaza
La Generación Z (nacidos aproximadamente entre 1997 y 2012) ha entrado a la escena social y política de México con una fuerza y unas tácticas que desafían los moldes de las generaciones anteriores. Si bien crecieron inmersos en la inestabilidad global y la hiperconectividad, su activismo no se limita a compartir hashtags. Hoy, los jóvenes mexicanos están en la primera línea de las protestas, utilizando la tecnología no solo para convocar, sino para documentar, viralizar y descentralizar sus causas.
Su forma de protestar es un espejo de su vida digital: inmediata, visual y profundamente interconectada. No se concentran en un único partido o líder; su lucha es interseccional y abarca desde el colapso climático hasta la violencia de género.
1. Las Causas Interseccionales: Clima, Cuerpos y Corrupción
A diferencia de los movimientos monocausales del pasado, el activismo de la Gen Z en México se enfoca en problemas que se superponen y se alimentan entre sí.
El Frente Climático
Para esta generación, el cambio climático no es una amenaza futura, sino una crisis actual que se vive en la escasez de agua, la calidad del aire en megaciudades y la deforestación. Los jóvenes han liderado pequeñas pero constantes movilizaciones que exigen transparencia y acción inmediata de las autoridades, utilizando plataformas como Instagram y X (antes Twitter) para convertir datos científicos en llamados a la acción virales.
Feminismo Radical y la Deuda Histórica
Una de las fuerzas más visibles de la Gen Z son los colectivos feministas. Las marchas del 8 de marzo (8M) y las protestas por feminicidios se han convertido en un espacio donde las jóvenes han llevado el activismo a límites que incomodan al status quo. Se trata de una lucha por la seguridad corporal, la despenalización del aborto y, fundamentalmente, por la exigencia de que el Estado reconozca y pague la deuda histórica de violencia contra las mujeres.
Ansiedad Económica y Precarización Laboral
Detrás de las pancartas sociales, hay una profunda preocupación económica. La Gen Z mexicana se enfrenta a un mercado laboral saturado con salarios estancados, dificultades para acceder a vivienda y una expectativa de vida profesional marcada por la precarización. Protestan no solo contra la corrupción política, sino también contra un sistema económico que les niega la estabilidad que sus padres pudieron alcanzar.
2. La Revolución de los 30 Segundos: Tácticas Digitales y Descentralización
La Gen Z ha transformado la protesta en un evento mediático instantáneo.
Viralidad como Arma: Un thread bien argumentado o un video de TikTok de 30 segundos se convierte en la herramienta de convocatoria más efectiva, superando a la publicidad tradicional. Esto permite una rápida movilización y, crucialmente, la capacidad de descentralizar la protesta, convocando a acciones simultáneas en diferentes puntos de la ciudad.
La Estética de la Inconformidad: El activismo visual es clave. La forma en que se visten, los colores que usan y los mensajes directos en sus carteles son parte de una estética de la desobediencia diseñada para ser fotografiada, compartida y recordada.
Anonimato y Colectividad: El uso de grupos encriptados y redes efímeras les permite organizarse rápidamente y mantener la seguridad, priorizando la acción colectiva sobre el liderazgo individual o la afiliación partidista. La protesta es la suma de muchas voces, no la plataforma de una sola.
Conclusión: El Sismógrafo Social
El activismo de la Generación Z en México es mucho más que ruido en las redes; es el sismógrafo que registra las fallas más profundas de la sociedad. Han demostrado que no temen usar métodos directos y confrontacionales cuando sienten que las vías institucionales han fallado repetidamente.
El impacto de su protesta va más allá del éxito inmediato de una demanda. Lo que están logrando es cambiar el tenor de la conversación nacional, forzando a los líderes políticos y empresariales a abordar temas que antes se consideraban secundarios o demasiado radicales. El futuro de la política mexicana será, sin duda, definido por las demandas y la energía inagotable de esta generación.




